CAMISETAS CON LETRAS

Hace unos días caminaba entre los estantes de D’Prati, los que tienen un anuncio con el 50% de Descuento, y encontré una camiseta blanca de bonito corte, de esas que traen frases escritas; en su etiqueta, además de tener mi talla, decía en el precio $ 13,50; es decir, que su valor con el descuento era de alrededor de 7 dólares; fue entonces que mis ojos se llenaron de codicia, pero como ya sé las consecuencias de la codicia, dejé que se sedimente, vi otras prendas menos interesantes y regresé luego a la camiseta para ver si realmente me interesaba ya sin la codicia aflorando en mi cabeza, pero entonces me di cuenta que la leyenda que traía era un mensaje distinto a lo que normalmente se ve, o sea, las típicas frases picantes; y eso me pareció curioso, decía así: La Verdad no es absoluta y esto es absolutamente verdadero. No lo pensé más y compré a la susodicha camiseta, esta vez impulsado por la codicia de los inesperados.

La Verdad no es absoluta, porque la razón es una mariposa volando alrededor de todos, cada uno tomamos los colores de sus alas, pero ninguno puede definirlos de la misma manera. La verdad es el conjunto de las verdades de todos. Entonces lo interesante no es ser dueño de la verdad, si no el hacerla conjugar con la vida. Mis verdades nunca serán completas sin las tuyas, aunque sienta que tus razones son distintas, pero debo hacer que mi verdad sea una aliada tuya y que la tuya enriquezca a la mía, porque ahí está la verdadera ganancia.

Pensé entonces en este blog, que puede ser la esquina de un barrio, el bar que frecuentamos el fin de semana, donde se puede opinar y reír. Así que te invito a este lugar, que espero te resulte acogedor, y donde puedas decirme alguna de tus verdades. Cuéntame de la película que viste, o del puto tráfico en la ciudad; háblame del viaje que hiciste, o de cómo te impresionó el dolor de alguien; y dime lo que soñaste anoche y lo que opinas del futuro, de los políticos, los policías, los ecologistas, de sus acciones; quiero que todos lo sepan. Pero lo otro que quiero es que seas honesto en lo que dices, pues con o sin firma nadie te juzgará aquí.

martes, 23 de noviembre de 2010

COMO NOS GUSTARÍA LA PREPOTENCIA… CONTRA LA INSEGURIDAD.


La delincuencia ha tomado la ciudad y es tan poco lo que se hace por detenerla, pese a las quejas de la ciudadanía, que estamos empezando a perder la esperanza, lo cual es un grave signo de decadencia social. Lo que para unos es sólo una percepción para otros es la sangre de sus seres queridos, lo que es un asunto pendiente de poca prioridad para unos, para los demás es el miedo del día a día a encontrar la muerte en alguna calle de su barrio. Esto es algo que ya es difícil de tolerar, es urgente que se entienda la gravedad de este flagelo a la sociedad, que se admita los errores cometidos y se hagan los correctivos necesarios. Señores entiendan que no estamos hablando de política si no de vidas humanas, no hay espacio para cálculos, tácticas, o pensamientos ideológicos cuando el tema es la seguridad de nuestros hijos, nuestras madres, y el prójimo, señores, el prójimo, que es un ser humano.
Es por todo esto que nos gustaría, que aquella arrogancia, prepotencia e intolerancia que caracteriza a nuestros líderes políticos se volcara de pronto contra el monstruo de la delincuencia; que dando golpes en su escritorio un día de estos digan, ¡No vamos a dejar impunes a quienes omitan o alienten a la delincuencia! Cómo nos gustaría, que unos de estos días se promulgara un proyecto de ley “anti-leguleyadas”, que por mandato superior: ¡Se aprueba señores, porque se aprueba! Mediante la cual un delincuente reincidente no se pueda acoger a ninguno de los artificios legales que prescriban sus juicios sin antes recibir una condena y que su prisión preventiva no sea dada de baja por vacios legales de ningún tipo, es decir, dejar sin armas a los corruptos que dejan libres a los delincuentes; y no sólo eso si no que se castigue penalmente  a este tipo de funcionarios.  Y que ordene a las autoridades de migración un control más eficiente de este fenómeno real; y no se trata de antisemitismo si no de protección a la sociedad. Cómo nos gustaría escuchar esa voz enérgica que ponga el orden y la seguridad en las calles donde transitan nuestros hijos. Si que nos gustaría ver manifiesto todo ese temperamento no permisivo, inquisidor y persecutor sobre este flagelo que azota nuestra dignidad y nuestra vida. Creo que todos aplaudiríamos una actitud así de nuestros gobernantes.

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